No matéis a los curas, pueblos que despertáis y caéis en la cuenta / de la estafa más grande que edad alguna oliera. /
Por el contrario, estimulad su cría, / cebadlos uno a uno con esmero acucioso. / Así podréis ir luego montados en curas gordos al trabajo / —la gasolina siempre tiende a subir—, / dejadlos amarrados a la puerta del bar, / decir —oh desdeñoso ancestro que os resurge— / que el vuestro está más brioso que los otros mostrencos. /
[CUT]Los domingos llevaremos a los niños a las carreras de curas / —único juego de azar que será permitido— / en las cuales brillarán los descendientes pur sang de los obispos. /Habrá curas de tiro y carga, curas trotones, curas sementales, / y tendrán los establos olor a santidad. /
Los curas inservibles serán embalsamados / y vendidos como adornos de salón: / la tonsura podrá servir de cenicero.
(Este proyecto no es original. Me fue comunicado por E.B. obispo en sus ratos de ocio, quien a su vez lo recibió de labios del anarquista adolescente que menciono, de oficio retratista).[/CUT]