El 5 de maig de 2006, dos mesos abans de la tragèdia, Fernando Martínez Castellano, exalcalde de València i columnista de Las Provincias, sota l‘aleshores sarcàstic —hui esgarrifós— títol «Un metro feliz», qüestionava el probable excés en espectacles amb què Ferrocarrils de la Generalitat (FGV) preparaven la celebració dels vint anys de Metro Valencia, i escrivia això:
«En estos tiempos tan dados a pasar todo por “la cocina” de las encuestas, valdría la pena pedir la opinión de los usuarios, si están por preferir un festorro, en el que no van a participar y se acabará llevando el viento, o si se inclinan por que esos eurillos que se dedicarán a los fastos, se destinen a que se ponga al día un servicio público que diariamente atiende a miles de ciudadanos.
Tengo un amigo que tiene el convencimiento de que casi se podía haber renovado todo un vagón, solo con lo que le han “fufado” las canceladoras de tickets en los últimos años. Igual exagera un poco, pero poco.
Quedamos con que hay que remozar canceladoras, también que funcionen las expendedoras y que no se queden con el cambio. Ya renovando, tampoco les vendría mal una lavadita de cara a las estaciones, y de paso que alguien contacte con J.V. Jurado para que las ilumine un poco, pues entre la roña y la luz mortecina que tienen, están que dan pena. Como colofón se podría enviar la mayor parte de las unidades rodantes de la Línea 1, al Museo de Arqueología.
Con algunas migajillas de la Copa América, del Agora, del Museo de la FIFA o de esa Esfera que no saben donde meter, seguro que podrían sustituir convoyes, mejores señalizaciones y, de una vez, accesibilidad.»
Tot això, solament dos mesos abans de la tragèdia.
Cal preguntar-se, doncs, quina és l‘actitud dels nostres governants en relació als periòdics? Possibilitats:
1) Els nostres governants no llegeixen la premsa (ni tan sols la consanguínia).
2) La llegeixen, però no l‘entenen (molt probable).
3) La llegeixen, però se‘ls fot (és evident).
4) La llegeixen els periodistes dels seus gabinets de premsa (la dura realitat).
Resulta que Martínez Castellano té un blog, en el qual ha rescatat recentment un altre article seu escrit en setembre del 2004, en el qual ja mamprenia als responsables de FGV:
El “metrorretraso” de Agosto da paso al “metrosardinas” en los restantes meses del año, excepción de la primera quincena de Marzo en la que se convierte en “el no cabe ni uno más”. Ese suele ser el panorama más habitual del metro de la ciudad de Valencia. Los equipamientos, la modernización o renovación, sobre todo en la Línea 1 dejan todo lo del mundo por desear (…).
Metro Valencia es algo así como tres mundos (quien dice tres, igual dice doce) distintos. Uno cochambroso, ruidoso y abandonado que es el de la Línea 1. Otro un poco más apañado, con unas frecuencias escasas para el incremento de usuarios que se proclama. Y otro mundo muy distinto es el virtual, el de metrovalencia.com, aquí todo es bonito, claro no vamos a destapar nuestros defectos a los cuatro vientos, pero de la autocomplacencia, del auto bombo se pasan un poco (…).
Por supuesto que la sociedad actual está llena de problemas, pero tendría muchos menos si cada uno fuese a lo que le toca. A un servicio público lo que le corresponde es eso, mejorar el servicio, en lugar de andar con promociones raras que más bien parece que busquen la personal en lugar de la general. Cuando los usuarios estén satisfechos de verdad, no en extrañas encuestas, entonces Metro Valencia está invitado a arreglar el mundo, pero antes modernicen e incrementen las unidades.
Las Provincias, premsa adjacent a l‘executiu valencià, es fa ressó de l‘alerta. És d‘agrair la reformada equanimitat i honestedat informativa amb què aquest mitjà de comunicació (i en general tota la premsa escrita, no em féu parlar de l‘insidiosa RTVV), està actualment tractant la tragèdia. Estic segur de què bona part de la culpa, la bona culpa, és del seu director, Pedro Ortiz.
«Excés d‘objectivitat»
En unes declaracions ahir, Levante-EMV recull alguns lapsus linguae i piquiponades del portaveu del grup parlamentari popular: «Serafín Castellano trufó su discurso de errores e incorrecciones como ‘el sistema de frenado autonómico‘ o el ‘exceso de objetividad‘». Una altra vegada l’excés. Tot un símptoma.